30.1.15

Huertas Urbanas y nueva conciencia

Las huertas, en las ciudades, es un fenómeno creciente y conectado con las necesidades humanas de verde y de oxigeno. La perta de los valores tradicionales que progresivamente ocupa los territorios del imperio del consumo, desde el centro, representado idealmente de las grandes capitales (NY, Paris, Londres, Pekín, Berlín, Madrid…), hacia las periferias (el caso de las Islas Canarias, con ciudades de historia muy reciente como las Palmas de Gran Canaria y por supuesto Puerto del Rosario). Esta necesidad primordial de verdadera vida, de verde, que tiene el ser humano surge prepotentemente como instinto de supervivencia en los individuos mas avanzados y aparece como la única vía de fuga desde el sistema dominante. Actualmente, en las mega capitales se puede continuar una existencia solo si se acepta de transformarse en maquinas. En las ciudades pueden “moverse” (el vivir presupone la presencia de la naturaleza, entendida como materia generada y non creada) solo machinas, motores, acondicionadores… El hombre que se queda en este universo o dimensión, tiene necesariamente que “sintétizarse” (si quiere ser parte integrante de la maquina). La comida es el primero medio utilizado por la actuación de esta transformación. La comida “industrial” genera un proceso de disgregación de la carne en virtud de una piel plástica. En esta pseudos vida, todo se puede realizar en el laboratorio científico, todo se puede proyectar y reproducir sin la participación de la naturaleza. Dios ha sido sustituido con el quirurgo (que pues sería la extensión del programador, aquel que ordena las informaciones para que sean disponibles). La creación de productos semejantes a los originales (ogm, transgénicos), la producción en culturas bajo luz artificial, la transformación de los ingredientes en texturas siempre mas diferentes y la mezcla de sabores, como la extenuación del gusto por medio del uso abundante de azúcar y sal, sería así la base de la transformación del hombre en una maquina. En la sociedad del consumo el hombre se entiende como una maquina, las piezas se pueden sustituir, recrear, intercambiar. La comida industrial genera un estado de enfermedad que se puede cuidar solo con medicamentos industriales. La química de las grandes industrias, de concierto con la polución de las nuevas tecnologías provocan el cambio de estado. El hombre es una maquina, y al mismo tiempo un engranaje del grande robot: el imperio de los consumos! Así, comiendo hamburguesas y papas fritas se come al mismo tiempo la píldora que es el remedio a su ingestión (o indigestión), la píldora que transforma todas las enfermedades en una, el grande malo de esta época, el cáncer. Sin adentrarnos demasiado en problemas propios de la filosofía, continuamos a caminar por el senderito abierto entre la mar de cemento con la fuerza impresionante de algunas plantitas que los demás llaman mala hierbas. Las Huertas Urbanas… Recuerdo que hasta hace unos 20 años empecé por primera vez a leer de proyectos de recupero de zonas industriales abandonadas en los países del Europa del Este. Recuerdo en particular la imagen de unas grandes coladas de cemento roto que dejaba salir la vida de sus grietas, las hierbas, malas o buenas, todavía la vida… Recuerdo los proyectos: grandes parques públicos, jardines, huertas colectivas… Ya se sabía que la tierra es la única solución para los seres humanos, también por los citadinos. Muchos años después, me encontré con las necesidades de los vecinos de las megalópolis. En Paris sufrí la falta de oxigeno, en Nueva York casi perdí el respiro… En estas ciudades he supervivido solo gracias a los parques, a los jardines y las huertas, grandes o pequeñas, que he buscado caminando entre gris, humo y basura. A poco sirven las obras de arte, también las mas bellas y maravillosas si hace falta la rica sombra de un árbol, el color perfumado de una flor, la sorpresa de un fruto. Por este espero que mi decoraciones en los locales de las huertas urbanas de Puerto del Rosario sirvan a los demás como una farola por los navegantes. Para saber que el futuro de la ciudad son su recursos naturales y su capacidad de auto alimentarse con productos de cualidad, criados con amor.